En el mundo existen alrededor de 8 mil enfermedades que se consideran raras, pues la ciencia no encuentra una explicación convincente a su aparición o desarrollo. Este tipo de padecimientos afectan a una pequeña cantidad de personas, es decir, tienen una frecuencia de aproximadamente 5 casos por cada 10 mil personas y están íntimamente relacionados con afecciones psicológicas. Aquí algunos síndromes extremos.
Síndrome del acento extranjero. Este padecimiento ocurre como secuela de una lesión cerebral grave (un infarto cerebral, por ejemplo). Los pacientes hablan involuntariamente su lengua materna como lo haría un extranjero, sin haber escuchado antes el acento foráneo en cuestión. Puede traer como consecuencia la pérdida de la identidad y del sentido de pertenencia a una comunidad. Se presenta cuando son afectadas zonas del cerebro relacionadas con la entonación, pronunciación y el discurso.
Síndrome de Alicia en el país de las maravillas. También conocido como Micropsia, este síndrome es un problema del sistema nervioso y altera la percepción visual. El paciente percibe los objetos más pequeños y lejanos de lo que en realidad son y están. El padecimiento suele ser temporal y generalmente los que lo sufren tienden a padecer fuertes migrañas.
Síndrome de Amok. Es un episodio espontáneo, no siempre provocado, de un comportamiento de furia hacia los otros, sean personas o animales. El paciente corre con desesperación empuñando un arma (ya sea cuchillo o de fuego) y agrede a los demás, hiriéndolos o matándolos. Este acto se ve seguido de amnesia, además de que el individuo tiende a lesionarse a sí mismo, causándose heridas, amputaciones o cometiendo suicidio.
Síndrome de Capgras. Este padecimiento se conoce también como Delirio del Doble. El paciente tiene la idea de que una persona con la que tiene contacto habitualmente, generalmente familia o amigo, ha sido sustituida por un impostor, un doble o un actor. El paciente cree que el supuesto impostor es físicamente idéntico a su allegado, y está convencido de que no es él. Existen casos en que los pacientes creen que su mascota, coche o cualquier otro objeto ha sido cambiado por una réplica exacta.
Síndrome de Cotard. Se conoce como el mal del muerto viviente. El sujeto cree que está muerto, y que sus órganos internos han detenido su función y están descomponiéndose. Incluso, puede percibir el olor putrefacto de estos o tiene la sensación de que los gusanos se los comen. En ocasiones, junto con esta idea de estar muerto, el paciente cree que se ha vuelto inmortal,convirtiéndose en algo parecido a un alma en pena, en putrefacción, claro está.
Síndrome de Jerusalén. Este padecimiento se da en pacientes que visitan Jerusalén, quienes por el impacto emocional de gran carga religiosa acaban creyéndose personajes bíblicos o profetas y recorren la ciudad adoctrinando a la gente con las Santas Escrituras, sin tener la intención de dañar a nadie. El trastorno desaparece al abandonar Jerusalén.
Síndrome de Koro. Es un padecimiento en el que los hombres que lo padecen tienen la idea angustiosa de que su pene y testículos se encogerán y se irán metiendo al abdomen: ¡matándolos! La sensación es idéntica a como las tortugas meten la cabeza en su caparazón. En el caso de las mujeres, ellas creen que sus pezones se retraerán y se meterán en el seno.
Síndrome de la mano ajena. Es una alteración provocada por golpes o cualquier otra lesión que afecte el cerebro. El paciente pierde el control de una de sus manos, creyendo que esta ha adquirido vida propia y puede realizar acciones autónomas, desde desabrochar los botones que la otra mano intenta abrochar, hasta hacer señas o intentar estrangularlo o lesionarlo con un cuchillo. No es raro que el paciente piense que su mano ha sido poseída por algún espíritu maligno.
Síndrome de Pica. Es un trastorno en el apetito que incita a comer cosas no comestibles:carbón, tierra, tiza, moho, ceniza de cigarro, insectos, pegamento, papel, pelo, entre otros. Afecta especialmente a mujeres embarazadas y niños.
Síndrome de Stendhal. Se le conoce también como estrés del viajero o Síndrome de Florencia. Se trata de un cambio en el estado de ánimo del paciente que provoca elevación del ritmo cardíaco, palpitaciones, zumbido de oídos, vértigo, temblor, depresión y, a veces, alucinaciones. Se produce por observar rápidamente y sin descanso, en la misma ciudad, obras de gran belleza.
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